Con la rebelión sofocada y el fin de la lucha de poder contra Lü Buwei, la Fuerza de Fei Xin recibe órdenes de unirse al Ejército de Huan Yi, unos guerreros sanguinarios y sin honor.

La batalla por la colina central se convierte en una de engaños y estrategias donde nada marcha como debería.

El plan de tomar la colina central cuanto antes no fue como esperaban y los ejércitos de Lei Tu y Ze Nyo tienen que huir por sus vidas, aunque es más que una estrategia de cobardía.

La batalla por la colina central se intensifica y la fuerza Fei Xin se encuentra con un río custodiado por el enemigo, pero han de cruzarlo a como dé lugar.

El plan de tres puntas del ejército de la Fuerza Fei Xin parece surtir efecto y comienza un combate en la orilla opuesta del río.

El tercer día en Heiyong está en pleno apogeo y el ejército de Fei-Xin hace buenos avances en el terreno. Esto significa que la suerte de la batalla está ahora del lado de Qin. ¿Qué hará Huan Yi al respecto?

La vieja Hun le explica a He Liao Diao la historia de la tragedia de Limian y entonces comprende por qué el nombre de Ji Hui, siendo alguien tan poderoso, no es apenas conocido más lejos.

Al pie derecho de la colina, el ejército de Fei-Xin está sufriendo una fuerte presión. Como era de esperar, los refuerzos prometidos por Huan Yi se toman su tiempo y no parecen correr para salvar a Xin y sus hombres.

La Fuerza Fei Xin avanza implacable con una sola idea en mente: acabar con el general Qing She. Es una misión complicada y su enemigo los supera en número.

Cuando la Fuerza Xin regresa a la colina, ve que el enemigo la ha tomado pese a sus esfuerzos. El causante es Huan Yi, cuyo egoísmo y falta de honor generará un gran problema.