El padre de Akemitsu Akagami siempre le decía que nadie puede vivir solo, pero él está a decidido a hacerlo. Tras abandonarlo cuando tenía cinco años, Akemitsu está decidido a no seguir los pasos del pervertido de su padre, así que decide recluirse en un templo alejado de los placeres carneles del mundo... ¿El único problema? Que da a parar con un templo donde solo viven mujeres.

Las chicas quieren echar del templo a Akemitsu, pero para ello deben tenderle una trampa para que cometa alguna indecencia. Sin embargo, no todas están de acuerdo con el plan.

Mia ha aceptado que Akagami se quedará a vivir en el templo. Sin embargo, lo reta a un duelo en el que el perdedor deberá pagar un precio bastante alto.

Yuzuku y Akagami tienen poco tiempo para llegar a la reunión. Pero ¿de verdad Yuzuki está dispuesta a casarse con un desonocido con tal de salvar el templo?

Tsukuyo se encuentra un poco triste debido a las responsabilidades con las que su familia está cargando, así que ella no quiere ser menos y tiene que abandonar algunos pasatiempos para poder ayudar en el templo.

Las chicas descubren que la comida de Akagami les está pasando factura y, para ello, deben pensar en un plan de entrenamiento. Sin embargo, hacer ejercicio para adelgazar es bastante duro y puede dar lugar a poses bastante sensuales.

Los problemas de dinero son cada vez más graves en el templo, así que Akagami tiene que salir a recolectar tributo de la gente que ocupa las tierras del templo.