Laurène acorta su licencia por enfermedad para investigar una muerte extraña. Luego, una escena retrospectiva muestra una fallida expedición romana del año 57 a. C.

Mientras inspeccionan las últimas grabaciones de las víctimas, Laurène recorre la biblioteca en busca de información sobre los antiguos rituales celtas.

Un inexplicable ataque de abejas conduce a un descubrimiento escabroso en un estanque. Laurène aprehende a Jonas para interrogarlo sobre la misteriosa figura del bosque.

Mientras la luna llena sumerge al pueblo en un estado de frenesí, Hermann debe enfrentar fantasmas del pasado, y Siriani tiene la oportunidad de inspeccionar la cantera.

Laurène no puede creer lo que ve en la escena del crimen: un piano en medio del bosque. Cora quiere saber qué pasó con Roman. Garnier escarba en el pasado de Siriani.

En un intento por conseguir ayuda y escapar a toda costa, Laurène revive recuerdos de su secuestro. Siriani descubre algo muy inquietante.

Ante la inminente llegada del Día de los Difuntos celta y el colapso del equipo, Laurène ruega que envíen refuerzos. La aparición de otra víctima siembra temor y dudas.

Cuando empiezan a aparecer huesos animales a lo largo y ancho de Villefranche, Laurène y Bertrand arman un equipo para explorar el bosque. Cora se trae algo entre manos.